Comunicado de las Mesas Ciudadanas de Convergencia y Acción.
A los señores y señoras diputadas y senadoras
Señores y señoras:
Ustedes representan la soberanía popular. Y el pueblo soberano no son
“los mercados”, no son los bancos, por muy poderosos que éstos sean en
el reino de España, sino sus ciudadanos y ciudadanas.
La soberanía popular, cuya representación legalmente ustedes ostentan,
debe legitimar mediante las urnas las decisiones que condicionan el
futuro de millones de ciudadanas y ciudadanos. Ustedes tienen una
representación legal, pero no un cheque en blanco para hacer su
voluntad, máxime cuando se trata, como bien sabemos todos, de una
imposición externa por parte de un tecnócrata al servicio de la banca
privada europea, como lo es el presidente del Banco Central Europeo, y
de los mandatarios conservadores centroeuropeos. Además Vds. carecen de
un mandato para reformar la Constitución dado que en ninguno de sus
programas políticos figurara esta reforma, por lo que carecen además de
legitimidad para llevarla a cabo sin consultar al pueblo.
¿No se han planteado lo curioso del hecho de que el Presidente de la
República Francesa, entre otros, consiga imponer su voluntad en nuestro
país y sin embargo no se la pueda imponer a su propia Asamblea Nacional?
Quizá porque allí las izquierdas, incluidos los socialdemócratas del
PSF, se opongan a ello y defiendan al pueblo francés y a la República.
El mismo respeto por el pueblo francés que se tiene en la República
vecina les exigimos a ustedes. Pero sobre todo les pedimos el coraje de
enfrentarse a la dictadura de los mercados. Es clamorosamente ridículo y
nefasto realizar una reforma constitucional argumentando que “esto
tranquiliza a los mercados”, como afirmó la señora Salgado. El lunes 5
de septiembre ha quedado claro que su reforma a los mercados les importa
una higa, como diría el ilustre diputado Don Indalecio Prieto, en la
etapa cumbre del parlamentarismo español, cuando aún era posible tener
criterio.
Ustedes han roto el consenso social de 1978, al introducir de forma
burda la ideología conservadora neoliberal en el texto constitucional.
Ustedes están propiciando una pérdida de soberanía que pagaremos muy
caro, puesto que el problema no es el endeudamiento (éste se puede
mantener o no, eventualmente, según la necesidad o voluntad soberana del
reino de España y sus gobernantes o representantes), sino la limitación
constitucional del mismo. El problema es que ustedes introducen un
concepto político-económico, por cierto ya fracasado estrepitosamente,
que facilita todos los recortes sociales, laborales y de servicios que
ya se están produciendo, tanto en el Estado como en las Comunidades
Autónomas.
Si en el Senado no son capaces, como cámara de segunda lectura, de
vislumbrar la fuerte resistencia social y cívica a la reforma, frenando
en consecuencia esta grave y errónea decisión, al menos apoyen,
señorías, una consulta popular vinculante en forma de referéndum.
La ciudadanía debe ser escuchada por el Parlamento. Trabajen ustedes por
tranquilizar a los pueblos del estado español y no solo a los mercados.
Las víctimas del terrorismo financiero y especulador, que somos las
paradas, pensionistas, autónomos, pequeños empresarios, jóvenes
precarios o en paro y millones de personas en riesgo de exclusión
social, somos quienes estamos pagando la crisis y subvencionando a la
banca y a los poderosos. Esta situación ya no puede ni debe continuar.
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